El
proceso de intercambiar las diferentes percepciones, nociones y valoraciones
frente a los asuntos que nos competen, es posible en parte, por la comunicación. La socialización como la
interacción social van de la mano de la comunicación, pues ella además de informar o
posicionar imaginarios en la colectividad, también permite el intercambio de
significados comunes, la producción y circulación de subjetividades. También por ella, estos imaginarios están en permanente
transformación, son susceptibles de ser relativizados y obedecen al principio
más de la incertidumbre que de la certeza. La comunicación como dinamizadora de
la cultura, atraviesa los procesos de socialización y los procesos educativos, como
prácticas culturales. He ahí que se inician los procesos éticos y/o morales.
