jueves, 23 de octubre de 2014

La vida: ¡qué dilema!

La vida: ¡qué dilema!
La condición de ser seres libres es elegir.

DILEMAS ÉTICOS Y MORALES 

Un dilema (ético o moral) es una narración breve, a modo de historia, en la que se  plantea  una  situación  posible  en  el  ámbito  de  la  realidad  que  provoca  un conflicto cognitivo a nivel moral. Debe buscarse una solución razonada del conflicto o  un  análisis  de  la  solución  elegida  por  el  sujeto  protagonista  de  la  historia.  Por regla  general  la  situación  se  presenta  como  una  elección  disyuntiva:  el  sujeto protagonista  se  encuentra  ante  una  situación  decisiva  ante  la  cual  existen  dos opciones, siendo ambas soluciones  igualmente  factibles y defendibles. El  individuo se reconoce, pues, ante una verdadera e inevitable situación conflictiva. 
Angel  Salazar  presenta  la  siguiente  información  que  nos  introduce  en  una disyuntiva de carácter pedagógico. 

"Lipman reconoce en  los dilemas un  instrumento válido para suscitar el debate y la reflexión filosófica. Sin duda, con este fin, desempeñan un papel decisivo las cuestiones que acompañan al dilema. Son ellos los que abren y posibilitan el diálogo creativo y razonado".

Haciendo ésta primera salvedad y siguiendo caso estrictamente de los principios establecidos  por  Lipman  y Kholberg,  el  niño no  puede  razonar moralmente  hasta haber adquirido  la plenitud de  su  capacidad  lógico-formal y haber  evolucionado a una autonomía efectiva que  le permita enjuiciar desde sí mismo. Esto supone que hasta ese momento,  los doce años aproximadamente, deberían  limitarse a  recibir formación moral mediante la adquisición de determinados valores y normas que ha
de aprender con la ayuda del educador... 

Desde  la  perspectiva  de  Lipman,  aunque  sin  el  desarrollo  completo  de  las operaciones  formales  y  el  pleno  ejercicio  de  su  autonomía,  el  niño  es  capaz  de pensar,  razonar y decidir  la  conducta más  coherente en  función de unas  reglas y principios  que  es  capaz  de  establecer  y  entender.  Por  tanto  los  dilemas  serían perfectamente útiles también en edades inferiores indicadas por Kholberg. 

Entonces se concluye que, en principio, ninguna  técnica de  trabajo en  grupo  que  permita  la  reflexión  y  el  diálogo  ético-filosófico  está  por  sí  misma descalificada;  por  lo  tanto  tampoco  el  dilema  moral  cuando  se  realiza  con  esta intención. Puede ser un muy buen  instrumento para propiciar un diálogo abierto y razonado, sugerente y creativo, siempre que no se quede en  la demanda de una respuesta  dicotómica  y  cerrada,  con  la  obligación  de  elegir  en  medio  de  unas condiciones fijas e inamovibles.  Inclusive,  en  algunos  casos  de  dilemas,  decidirse  por  la  cooperación  aunque parezca el camino más irracional, ofrece también una respuesta moralmente válida aunque suele confrontarnos con educativas paradojas.